No fue para tirar
cohetes, ni para considerar esta jornada tentando a la perca americana como
extraordinaria, pero, y poniéndonos trascendentes y melancólicos, además de
servir de excusa, qué mejor que pasar una jornada sintiendo la fresca brisa del
aire navegando por las aguas del precioso, y cada vez más seco, Pantano de
Contreras. Vamos, era tanto el frescor de ésta (la brisa) que la misma se
convirtió en viento, el cual trajo una tormenta con su correspondiente aparato
eléctrico, y ésta nos obligó a refugiarnos en un triste impermeable durante
cerca de una hora y, ante el temor de ser fulminados por un inmisericorde rayo,
a tumbar todas las cañas y alejarnos lo más posible de ellas.
Aun así
pudimos sacar basses; más de una veintena Alejandro y alguno menos yo, no muy
grandes esos sí, pero que hicieron que al final la jornada resultara provechosa
en orden a capturas. Técnica estrella: Wacky, aunque el Texas,
sobre todo con cangrejo, fue
el que mejores resultados me dio a mí. Dejamos —pero porque quisimos, ¡ojo!—
los black-bass “gordos” para mejor ocasión.
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Un saludo.