Pantano de Bolarque. ¡Mal, mal...!


El otro era más grande, ¡conste!
No soy capaz de tener una jornada luciera, aunque sólo sea medianamente aceptable, en este pantano. Lo único que compensa, relativamente, es lo espectacular del escenario, encerrado, como está, en un cañón rodeado de moles graníticas y pétreos pináculos, sobrevolados constantemente por majestuosos buitres leonados –o eso creo, porque de conocimientos de aves, como de pesca por alguno de los resultados que me marco, ando algo justo.


La lucioperca de Adolfo
Me permito publicar esta jornada dedicada a la pesca de depredadores en este bello pantano conquense no por los resultados, mediocres sin duda alguna, sino porque es la primera de este año y, para un blog de pesca, es algo digno de mención. Además, lo hago a modo de homenaje para mi amigo Adolfo colgando un par de fotos con alguna de sus buenas capturas en este pantano y en estas últimas semanas.


Me planteo esta jornada de pesca animado, como siempre, por Adolfo, dueño de la barca, maestro, guía personal y pescador inmune al desaliento, y debido a que en las últimas semanas él ha sido capaz de sacar bastantes de estos esócidos, y varios de buen porte, teniendo como capturas más reseñables unos cuantos de 4 a 5 kilos; uno de 7 kg.; y otro de 11. Pero claro, eso los saca él, porque es aparecer yo encima de la barca surcando las aguas cual marinero “acojonado” de agua dulce –de ahí mi sempiterno chaleco salvavidas- y no ser capaz de tener una pescata reseñable… es todo uno. Y pese haberme aprovisionado de unos  magníficos y “carísimos”, por qué no decirlo, peces artificiales de la marca Lucky Craft –pocos, eso sí, sólo tres, ya que la crisis me afecta como al más pintado- favoritos de mi colega y, sin duda por lo visto en las jornadas compartidas con él, muy efectivos, el día no fue propicio por la falta de actividad de los depredadores habitantes de este pantano. ¿Por qué esta falta de actividad? Si lo supiera sería el descubridor de la panacea universal de la pesca, pero no es así. Se podría achacan al calor; al constante viento que nos acompañó durante todo el día; a la fase lunar; o, lo más probable según mis escasos conocimientos, a que las aguas están todavía frías siendo este pantano, como es, el regulador del trasvase Tajo-Segura, lo que hace que la suelta de agua refresque la misma, además de hacer cambios frecuentes y muy notables en el nivel del agua que provoca que los lucios y luciopercas abandonen sus apostaderos naturales que son, casi siempre, las zonas más someras junto a las juncadas, y desaparezcan en zonas más profundas. Pero, como he dicho, ¿quién lo sabe?

LUCIO de 11 kg. La cara congestionada se debe a las penurias que tuvo que pasar al hacerse la foto solo con su cámara antediluviana.
Otro de 7 kg.
El caso es que, después de cientos de lances el resultado fue malo…muy malo, no sólo para mí, lo que se podría achacar a mi impericia, sino también para Adolfo, y en este caso sí se trata de un experto pescador y conocedor del escenario. Adolfo pudo sacar 3 lucios y una lucioperca. Y yo: 2 lucietes, aunque me quedo con la pena de haber perdido, ya junto a la barca, uno que rondaría los 4 kilos. ¡Qué pena! Con este ya me podría haber dado con “un canto en los dientes”. Pero repetiré. ¡Faltaría más!

Comentarios

Unknown ha dicho que…
Hace relativamente poco estuve yo y ni picada, yo fui a pez vivo a la presa y nada de nada, me dijo el guarda que ya hacia tiempo que nadie va a pescar, ¿ sabéis cual puede ser el motivo?, porque hacia el 2009 salían mucho y de muchos tamaños y ahora nada... increíble...
Josan ha dicho que…
Pues sí, yo te puedo decir el por qué: por la sobreexplotación que ha sufrido este pantano durante muchos años. Y año tras año sacando peces, cualquier pantano, y más uno pequeño como éste, lo acaba notando.