PRIMER DÍA
Me planteé
hacerme un par de jornadas maratonianas de pesca durante dos días consecutivos
en los embalses de Vallehermoso (La Solana) y El Vicario (Ciudad Real), y así,
a las 6 de la mañana del miércoles 13, partí a mi primer destino, Vallehermoso,
para iniciar mi periplo por estos dos embalses ciudalearreños.
Llego a las
8:00 al pantano. El sol ya indica que la jornada va a ser calurosa, y la ligera
brisa augura un día de escaso viento en el que se pueda practicar la pesca con
enchufable sin muchas dificultades.
Una bonita royal |
Pese a que
ya he pescado en este escenario alguna vez, lo primero es hacer un
reconocimiento del lugar, percatándome que el nivel del agua está mucho más
bajo que en mis anteriores visitas a este embalse. Buscando el lugar de mi
ubicación durante la larga jornada que se avecina me encuentro con tres
pescadores del pueblo toledano de La Puebla de Almoradiel: Pablo Palomino, Iván Barrios, y el más veterano de ellos, Cristóbal, con los que entablo al
momento amistosa charla, ofreciéndose los mismos, muy amablemente, a que ocupe
un puesto junto a ellos para compartir la jornada de pesca. Les agradezco el
ofrecimiento, pero prefiero quedarme ligeramente separado para no tener que desplazar tan lejos la gran
cantidad de material que llevo.
Los amigos almoradienses. De izquierda a derecha: Iván, Pablo y Cristóbal |
Pablo con una de sus numerosas capturas. |
Iván con una carpa común |
A todo esto
comentar que yo había preparado todos los kits para pescar a 11 metros, pero
mis vecinos toledanos, como buenos y generosos pescadores que son, me aconsejan
que pesque también más cerca, a escasos cinco, seis e incluso menos metros, lo
que, sin duda, se convirtió en un éxito, ya que era ahí donde más carpas se
metían, incluidas las más grandes.
Una común, mayoritarias en este embalse. |
A las 18:30
los amigos de La Puebla me cometan que dan por concluida la jornada de pesca,
ofreciéndome a ayudarles a pesar las capturas y hacer un modesto reportaje
fotográfico del momento, a lo que se muestran gratamente dispuestos. Pablo, con
la enchufable, pesa 28 kilos de peces; Iván, con caña de coup, empata con el
mismo peso a su compañero; y Cristóbal, pese a practicar una pesca un poco más
rudimentaria, me comenta que ha sacado bastantes peces, pero que los ha ido
devolviendo al agua sin guardarlos en el rejón. Ellos mismos me ayudan a pesar
mis capturas hasta ese momento, arrojando “la romana de los chinos” un peso de
25 kg –como todos sabéis, y al venir la báscula de donde viene, pueden ser 25,
18, ó 60, pero…más o menos. Así que, amigos, espero que os gusten las fotos
–han estado a punto de no aparecer en este artículo, ya que, como comentaré en la siguiente entrada, la cámara digital se me cayó el segundo día al agua-. Ha sido un placer compartir un día de pesca con vosotros, esperando que
coincidamos alguna otra vez en cualquier masa de agua donde practicar nuestro deporte
favorito.
Y más comunes |
Posando con la pescata de Iván |
Yo seguí
pescando 2 horas más, siguiendo el ritmo de capturas de todo el día, excepto
por la salvedad de que en estas horas me rompieron otras cinco o seis potentes
carpas. No había forma de pararlas. Así que, y terminado el primer día, el
resultado en número de capturas fue el siguiente: 82 carpas (10 de más de un kilo); 30
gardones; y 71
insufribles peces gato.
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